La fachada del hotel es muy austera. Cuando entramos nos sorprendió gratamente lo linda y cálida que era la posada, construida en el morro, hacia abajo. La atención fue excelente.
El barrio en que está emplazado, Santa Teresa, es un barrio muy bello, de construcciones muy viejas, mansiones fastuosas de otros tiempos que hoy ofrecen la belleza de su decadencia.
Hay muchos centros culturales, bares y atelieres que nos brindaron la alegría de la bohemia bahiana.
Hay que tener en cuenta que Santa Teresa es un morro y para llegar al hotel hay que ascender por sus calles de empadrado o escaleras pintorescas. En la base del morro se encuentra el barrio de Lapa, con mucha vida nocturna. Nosotros nos manejamos siempre caminando o en colectivo, que es lo que nos permitió estar más cerca de la gente.
Muy recomendables la posada y el barrio con sus calles.