Hotel pequeño acogedor, limpio situado justo en el puente Carlos, más céntrico imposible,sin dudarlo repetiría, el café con leche y el capuchino buenísimos y teníamos la opción tomar uno o un te en cualquier momento en el salón del hotel sin pagar coste adicional, el personal educado y amable, un hotelito de pocas habitaciones acogedor para disfrutar de la ciudad.