Hotel lindo, constituido por especies de cabañas independientes, en un terreno grande con lindo jardín, en las afueras de Florencia. Todo está muy limpio, bonito, acogedor ten buen estado. Se toma desayuno en una terraza cerrada de la casa principal, donde está la recepción. Se caen un poco en el desayuno porque incluye sólo productos envasados por el valor incluido en el valor de la habitación; si uno quiere jamon, queso u otra cosa tiene que pagar un monto extra a nuestro juicio alto para lo que significa. El desayuno es atendido por una persona que hay que ir a buscar dónde está para que a uno lo atienda y que no ofrece ni repone espontáneamente las cosas que se acaban o el huevo que uno puede pedir si uno quiere (va incluido). Cuando nosotros tomamos el desayuno el segundo día, quedaba muy poca fruta picada, le pedimos más y contestó que no había, siendo que en el mesón habia frutas enteras que no le habría costado nada preparar. Tiene piscina para disfrutar si uno quiere librarse del calor y un restaurante excelente muy cerca. Es un lugar agradable cerca de una rotonda y carreteras, desde el cual para ir a Florencia hay que ir en auto porque la distancia es mucha para caminarla. A mi marido se le quedaron los lentes de sol cuando nos fuimos y llamamos para preguntar por ellos y los habían guardado y nos los entregaron cuando volvimos a pasar por ahí.